miércoles, 28 de abril de 2010

Cuando el trabajo mata


Vicky Harrison, una joven de 21 años, se suicidó tras haber sido rechazada en 200 entrevistas de trabajo.

Vicky Harrison, una joven de 21 años, se suicidó tras haber sido rechazada en 200 entrevistas de trabajo. El entorno laboral que surge de la recesión propicia cambios y nuevas situaciones que muchos no son capaces de soportar. Hablar de happyshifting resulta irónico en situaciones como esta, cuando se advierte que el trabajo (y la ausencia de este) perjudica seriamente la salud.

Hasta ahora nos sorprendía la frecuencia con la que se ha producido toda una serie de suicidios en una gran compañía como France Telecom. La desesperación en el trabajo, o frente al trabajo, nos lleva a pensar que éste perjudica seriamente la salud.

Aún más, el Mail online británico nos relata el caso espeluznante de Vicky Harrison, una joven de 21 años que se ha suicidado tras ser rechazada en más de 200 entrevistas de trabajo, argumentando que no quería ser ella misma.

A Vicky, estar en paro durante tanto tiempo le parecía humillante y decidió acabar con su vida. En realidad, el hecho de que el entorno laboral sea hostil no es nada nuevo. Hay situaciones especiales –desempleo, acoso laboral– que afectan a dimensiones básicas de la autoestima y que son un factor de desestabilización psíquica, pero muchos expertos creen que la patología mental es una función de lujo que desaparece cuando la verdadera supervivencia está en juego. Esto explica que en países paupérrimos del Tercer Mundo la patología mental sea menor. En años anteriores, de gran prosperidad, las patologías mentales aumentaban.

El propio Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, aseguraba recientemente que su país, famoso por las jornadas laborales reducidas y sus beneficios sociales, debería empezar a medir el progreso no en términos financieros sino de felicidad y bienestar. "Una gran revolución nos espera", aseguraba un Sarkozy preocupado por el caso de France Télécom, que ha llevado al suicidio a 26 empleados en los últimos 19 meses, como respuesta al proceso de transformación de la firma.

La historia de Vicky, junto con la oleada de suicidios en la tecnológica francesa suponen situaciones especialmente crudas en un nuevo escenario laboral en el que muchos hablan de perseguir la felicidad en el trabajo.

Demasiado a menudo empezamos a encontrarnos reacciones excesivas o dramáticas a las transformaciones vertiginosas que vive el mercado laboral y que definen lo que será el mundo del trabajo en el futuro. Un nuevo escenario en el que despunta la tendencia al happyshifting , que implica la decisión de transformar las empresas y el mercado laboral, así como la máxima defensa de la idea de que vivimos en una era única, en la que debemos estar decididos a buscar la felicidad a través del trabajo, que se convierte en fuente de sentido para nuestras vidas.

Vicky Harrison tomó una drástica decisión, y seguramente no recibió demasiada ayuda. En el escenario sociolaboral actual, además del hecho cierto de que se acabó el trabajo para siempre, resulta casi imposible orientar a las futuras generaciones acerca del camino que deben seguir, porque el mundo del trabajo cambia mucho más rápido de lo que lo hacía en el pasado. Es difícil orientar a los candidatos para que encuentren estabilidad en el mismo puesto, porque ésta ha dejado de existir.

No todos son fuertes de espíritu, y en entornos así las personas propensas a ser influidas por las corrientes negativas lo van a pasar muy mal, porque perderán su equilibrio emocional. Esto provoca una espiral: Ante lo gris sólo se ve la parte más negra y se visualiza la realidad mucho peor de lo que realmente es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario